Se acabó el party primo: Italia le da cuello a la cannabis light

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Se acabó el vacilón: Italia le pone candado a la ganja light.
Ahora así queda el negocio de la cannabis light en Italia

¡Hey, cannalover! Si pensabas que lo más fuerte que te iba a pasar esta semana era quedarte sin papel... prepárate para un viaje más duro que un brownie mal dosificado. El gobierno italiano, con su nuevo decreto seguridad, se ha lanzado de cabeza contra la industria de la cannabis light. Spoiler: no lleva final feliz.

Desde el sábado 12 de abril, cultivar, vender o simplemente tener en tu poder inflorescencias de cannabis light podría terminar en denuncia, secuestro y, con algo de mala suerte, una charla muy tensa con tu abogado.

¿La excusa? Seguridad. ¿El efecto? Caótico.

El decreto prohíbe
Todo esto con un argumento que haría llorar al mismísimo Bob Marley: que la cannabis light es una sustancia estupefaciente. ¿Plot twist? No lo es.

La cannabis light tiene un nivel bajísimo de THC (ese que te hace ver el universo en slow motion) y alto contenido en CBD (ese que te relaja más que una serie netflix el domingo por la nche).

Del verde al gris oscuro

Gracias a la ley 242 de 2016, hasta ahora podías cultivar cannabis light en Italia sin que nadie te dijera nada... siempre que no la usaras para enrollarte uno (si ya sabemos, tu eres la excepción). Se permitía para alimentos, cosmética, bioconstrucción, educación, investigación y decoración floral (¡ni tu abuela se salva!). Pero como no había una prohibición explícita del uso recreativo, el sector floreció como una planta bien cuidada.

Resultado: unas 3.000 empresas, 15.000 personas chambeando, y una economía alternativa que ahora... puff, se esfuma.

La paranoia no es del porro, es del gobierno

Quienes trabajen con cannabis light, incluso si la usan sólo para floricultura, están bajo amenaza legal. No hay plazos para deshacerse de las existencias. Si tienes stock, podrías estar cometiendo un delito (ya, a ti no te asusta, pero ojo). Transportarla, ni hablar. Y mientras tanto, el resto de Europa sigue vendiendo CBD como si fueran caramelos.

Las asociaciones del sector están que arden, y con razón. Denuncian que esto es un regalo para las farmacéuticas y las tabacaleras. Porque seamos claros: el mercado no va a desaparecer, sólo se lo van a quedar los de siempre.

Entonces... ¿y ahora qué?

Recurriendo, protestando, cerrando tiendas, apagando luces y esperando que alguien en el Parlamento decida encender otra vez la razón. Hay 60 días para transformar este decreto en ley definitiva, o para intentar que no pase de ser un mal viaje legislativo. Uff que suerte que no vives en Italia?

Mientras tanto, si ves a tu dealer llorar... dale un abrazo. O mejor, una infusión de CBD. Mientras se pueda.