Una muerte tras una liposucción en una clínica irregular
Roma — La fiscalía de Roma ha abierto una investigación por homicidio culposo tras la muerte de Ana Sergia Alcivar Chenche, de 46 años, ciudadana ecuatoriana, fallecida la noche del domingo en urgencias del hospital Policlinico Umberto I. Tres profesionales han sido inscritos en el registro de imputados: el cirujano plástico Jose Lizarraga Picciotti, el anestesista y una enfermera, todos implicados en el tratamiento estético al que la mujer se estaba sometiendo.
Según la reconstrucción de los investigadores, la paciente sufrió un grave malestar durante una liposucción realizada en un consultorio médico ubicado en la zona de Torrevecchia. El equipo sanitario habría intentado gestionar la emergencia con maniobras internas de reanimación antes de contactar, tras cierto retraso, una ambulancia privada. El número de emergencias 118 nunca fue llamado. La mujer llegó al hospital en paro cardiorrespiratorio, ya intubada. Falleció alrededor de las 20:00 horas.
El inmueble utilizado como consultorio ha sido puesto bajo embargo. Según consta, la última autorización sanitaria emitida por la Región Lacio data de 2007, y la estructura funcionaba sin permisos desde hace más de una década. Se están verificando los equipos médicos y la posible presencia de dispositivos de emergencia como desfibriladores.
La mujer llegó al hospital en paro cardiorrespiratorio, ya intubada. Falleció alrededor de las 20:00 horas.
Irregularidades sistemáticas y antecedentes del titular de la clínica
El doctor Lizarraga, ciudadano peruano debidamente registrado en el colegio médico italiano, ya había sido denunciado anteriormente por lesiones tras intervenciones quirúrgicas realizadas en 2006 y 2018. El consultorio de la calle Franco Roncati 6, en el barrio de Primavalle, no contaba con autorización para realizar procedimientos quirúrgicos, lo que constituye una violación sistemática de la normativa sanitaria.
La autopsia será dispuesta el miércoles por el fiscal Andrea D’Angeli. El eje de la investigación es determinar si hubo una subestimación de los riesgos clínicos y si se omitieron o retrasaron los protocolos de emergencia. El caso abre una reflexión silenciosa pero urgente sobre el verdadero valor de la palabra “bienestar” en el ámbito estético, especialmente cuando los límites profesionales se desdibujan y la competencia deja espacio a la improvisación.
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