Danni Duncan, entrenadora física de 39 años e influencer del bienestar con miles de seguidores en Instagram, compartió una verdad que sacudió a su comunidad y dejó en jaque nuestras creencias más firmes: incluso quienes llevan un estilo de vida ejemplar pueden enfermar. Ella, abanderada de la vida saludable, que durante más de una década promovió una alimentación natural, ejercicio diario, productos no tóxicos y una dieta rica en fibra, fue diagnosticada con cáncer de colon.
“¿Cómo es posible? Soy la persona más sana que conozco”, escribió, dando voz a una pregunta que también podría surgir en quienes siguen al pie de la letra las recomendaciones para mantenerse sanos. Su testimonio no es solo una historia personal; es una advertencia para una generación entera que ha crecido creyendo que basta con tomar decisiones correctas en el presente para asegurar la salud en el futuro.
El cirujano que la trató ofreció una explicación que hiela la sangre: su cáncer no es de origen genético, sino probablemente consecuencia de exposiciones tóxicas sufridas durante la infancia. Una mutación adquirida con el tiempo, posiblemente derivada de hábitos comunes en los años 90: alimentos ultraprocesados, galletitas industriales, comida rápida, productos de limpieza agresivos, aerosoles, protectores solares repletos de químicos.
Los desafíos invisibles del bienestar: repensar el pasado para construir el futuro
El caso Duncan nos recuerda que los verdaderos desafíos del bienestar no comienzan cuando decidimos cuidarnos, sino mucho antes. Se originan en lo que nos dieron de niños, en lo que comimos, en los hábitos culturales que absorbimos sin darnos cuenta. Y esos desafíos se renuevan hoy, cada vez que decidimos qué comprar, qué cocinar, cómo educar o qué tolerar.
El cirujano que la trató ofreció una explicación que hiela la sangre: su cáncer no es de origen genético, sino probablemente consecuencia de exposiciones tóxicas sufridas durante la infancia. Una mutación adquirida con el tiempo, posiblemente derivada de hábitos comunes en los años 90
“Eran los años 90”, escribe Danni con una mezcla de comprensión y urgencia. Los padres estaban ocupados y nadie cuestionaba nada. Pero hoy podemos —y debemos— hacerlo. Como profesionales del bienestar, como madres, padres o simplemente ciudadanos conscientes, estamos llamados a tomar una postura activa.
El mensaje que Duncan lanza es claro y contundente, casi un llamado colectivo a despertar: “¡Dejen de dar a sus hijos alimentos ultraprocesados! Tienen la responsabilidad de alimentarlos para que prosperen. Empiecen por ustedes”.
Es hora de encarar los desafíos invisibles: esos que no se notan a simple vista, pero que con los años pueden torcer por completo el rumbo de una vida. Revisar nuestras propias infancias, las normas no escritas que heredamos, es un acto de revolución silenciosa. Y también una forma de resignificar el bienestar, que hoy corre el riesgo de quedar reducido a una moda vacía.
Duncan no comparte solo un drama íntimo; nos ofrece una nueva lupa con la que mirar la realidad. Una lupa que interroga al pasado y nos obliga a cuestionar nuestras certezas. Porque el verdadero bienestar no se alcanza solo con músculos o suplementos, sino con memoria, conciencia y la valentía de cambiar el rumbo cuando aún es tiempo.
Esta es una historia que todo profesional del bienestar debería conocer. Porque detrás de cada desafío físico, a menudo se esconde un desafío cultural. Y solo al reconocerlo, podremos ayudar de verdad a otros —y a nosotros mismos— a florecer.