¡Hasta 3.000€ de multa por prestar tu coche! Nadie lo dice, pero es legal en Italia

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En una época en la que los controles en carretera son cada vez más frecuentes y las normas más estrictas, podría parecer que tener el carnet en regla y un vehículo perfectamente operativo basta para viajar tranquilo. Pero no. Hay un detalle normativo que puede costarte hasta 3.000 euros de multa, aunque no hayas superado los límites de velocidad ni hayas bebido antes de ponerte al volante.

La ley italiana, de hecho, no perdona ni siquiera las distracciones más inocentes. Entre los pliegues del Código de Circulación se esconde una norma a menudo ignorada, pero que puede tener consecuencias muy graves para el bolsillo de quien conduce –o presta– un coche.

Conducir un coche a nombre de otro. ¿Cuándo es ilegal?


Es el temido artículo 94, apartado 4-bis del Código de Circulación, en vigor desde 2014 pero durante mucho tiempo pasado por alto. La regla es tan simple como peligrosa: si un coche es conducido por una persona distinta al propietario durante más de 30 días seguidos, debe comunicarse a la Dirección General de Tráfico. Si no se realiza dicha notificación, se activa la sanción. Y no es precisamente simbólica.

Quien olvida o ignora esta norma se expone a una multa de entre 705 y 3.000 euros, con la retirada inmediata del permiso de circulación. El coche no podrá volver a circular hasta que se regularice la situación. Un rayo en cielo sereno para quien, de buena fe, presta su vehículo a un amigo, un colega o una pareja que no forma parte del mismo núcleo familiar.

Diferente es el caso si el conductor pertenece al núcleo familiar registrado del propietario: en ese caso, el uso prolongado del vehículo no requiere ninguna notificación, siempre que se respeten ciertas condiciones (como los límites de potencia para conductores noveles). Pero si el conductor no pertenece al mismo núcleo, tras el trigésimo día de uso continuo, la obligación se activa sin excepciones.

¿Y por qué todo esto? El motivo es sencillo: garantizar la trazabilidad del vehículo y de sus usuarios, sobre todo en caso de accidentes o infracciones. Saber con certeza quién utilizó el coche en un periodo concreto es esencial para atribuir responsabilidades legales, civiles y penales.

El trámite para estar en regla no es complicado: basta con presentar una declaración a la Dirección General de Tráfico (también a través de agencias autorizadas), indicando quién usará el coche y por cuánto tiempo. Una operación administrativa que toma pocos minutos, pero que puede evitar problemas graves.

Damos por hecho el “préstamo fácil” y el compartir entre amigos, familiares y compañeros de piso, pero es fundamental conocer y respetar también las normas menos conocidas. Porque, a veces, basta una firma que falta para transformar un gesto amable en una multa de vértigo.